NUEVA YORK | AP
Los chistes de doble sentido resonaban en el salón. Y mientras las anécdotas se tornaban cada vez más obscenas, la risa se intensificaba cada vez más entre los asistentes. Algunos contaban chistes de memoria, otros los leían de cuadernos que trajeron con ese propósito.
La reunión tenía lugar en el Centro del Cáncer Montefiore Einstein del Hospital Montefiore. Los participantes eran pacientes de cáncer, algunos en estados muy avanzados de la enfermedad.
Los pacientes participan en una sesión mensual de terapia Fuerza a través de la risa. Es uno de los varios tipos de sesiones para reír o de risa terapéutica que ofrecen en hospitales de todo el país para pacientes con cáncer u otros males crónicos.
Los programas tienen sesiones de chistes, presentaciones de payasos y de películas cómicas.
La Sociedad de Cáncer estadounidense y otros expertos médicos dicen que la risa reduce el estrés y fomenta el relajamiento al bajar la presión sanguínea y acrecienta la función muscular.
Unos días antes de la celebración del Día de las Brujas, varios entre la veintena de pacientes en Montefiore llegaron en disfraces para asustar al cáncer.
La sesión te hace sentir mejor, comenta Luz Rodríguez, de 57 años, una paciente de cáncer de mama ahora en remisión, que vino disfrazada de guardia de seguridad. Me siento saludable cuando me río, agregó.
Las carcajadas generan un calor entre los integrantes del grupo que es palpable, en particular cuando Rodríguez cambió su disfraz al de un ángel y se acercó a cada uno de los participantes, y les obsequió una rosa roja y los abrazó o besó.
La coordinadora de la sesión es Gloria Nelson, trabajadora social especializada en oncología, quien comenzó las sesiones hace cinco años para ayudar a los pacientes de cáncer a concentrarse en la vida, en vez de la muerte.
Tienen una fuerza tan sorprendente, pero se trata de un reto constante, el temor a la recaída, y cómo seguir viviendo si sabes que tienes cáncer, comentó Nelson, quien vino vestida como la madre de la novia. Cada vez que ríen, es como si botaran al cáncer. Uno asume el control, es como decirle no me controlas, agregó.
El caso más famoso de un caso de los efectos de la risa terapéutica fue relatado por Norman Cousins, editor de la revista Saturday Review, en su libro de 1979, Anatomy of an Illness (Anatomía de una enfermedad). Cousins afirma que una combinación de risa y vitaminas le curaron de una enfermedad que hubiera acabado con su vida.
Descubrí con júbilo que 10 minutos de una risa a todo dar tenía efectos anestésicos, escribió.
Sin embargo, el tratamiento de risa terapéutica no puede ser aplicado a todos. Algunos pacientes de cáncer se sienten tan abrumados por su diagnóstico que no se sienten capaces de participar.
Los expertos médicos señalan que la risa y otras terapias complementarias como acupuntura, masajes y meditación no son substitutos para la medicina tradicional, pero pueden ser usados para ayudar a aliviar la ansiedad que acompaña a la enfermedad.
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