Un experto contratado en 1994 por la princesa Diana halló micrófonos ocultos en su habitación, lindera a la de su ex esposo, en el Palacio de Kensington. Los servicios secretos habrían grabado también sus comunicaciones telefónicas
El ingeniero electrónico Grahame Harding fue contratado en 1994 por la princesa Diana para inspeccionar las instalaciones del Palacio de Kensington, en busca de dispositivos de espionaje.
El especialista sostuvo que "la Princesa estuvo preocupada porque en su apartamento pueden haber habido dispositivos para escuchar a conversaciones".
En las inspecciones, Harding utilizó un dispositivo de rastreo y permaneció hasta tres horas en el lugar. El proceso fue repetido en tres ocasiones en los próximos tres meses.
"No encontré nada aparte, salvo un día, cuando hallé una transmisión detrás de una pared que daba a otro cuarto usado por el Príncipe de Gales", reveló según publicó The Sun.
A la investigación se suma la declaración de un alto oficial que reconoció que “cinco personas habían sido asignadas de jornada completa para supervisar sus actividades incluyendo la escucha de conversaciones privadas telefónicas".
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