Los médicos que tratan al cantante Paul McCartney le ordenaron que deje de consumir alcohol para evitar complicaciones con un soplo al corazón que le fue detectado hace unos años. Sin embargo, el ex beatle no hizo caso y por eso tuvo que ser operado en setiembre pasado.
Según informó el diario británico Daily Mail, McCartney, de 65 años, fue medicado con warfarina, un anticoagulante, para contrarrestar este mal. Incluso recibió tratamiento de electroshock.
"No es una condición que amenace su vida, sin embargo él necesita cuidarse mejor. Esto generó muchos problemas para él", dijo un informante al diario británico.
Según el tabloide, el problema con la bebida habría sido uno de los causantes de las constantes peleas entre Sir McCartney y Heather Mills, de quien se está divorciando.
Luego de la intervención, el cantante se recuperó sin problemas ya que pudo cumplir con una actuación, junto con la cantante australiana Kylie Minogue, programada para fines del año pasado.
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