martes, 9 de octubre de 2007

Cuando la transfusión es contraproducente(fuente el mundo.es (seccion salud)

Investigadores de EEUU descubren por qué administrar sangre puede tener riesgos
La sangre almacenada pierde rápidamente óxido nítrico. Insuflarlo puede ser la solución .

MADRID.- Dos estudios estadounidenses aclaran por qué algunos pacientes sufren complicaciones después de una transfusión de sangre. La clave está en una sustancia que normalmente ayuda a 'abrir' los vasos sanguíneos, pero que cae en picado tan sólo unas horas después de extraer la sangre. El hallazgo también da pie a una solución para mejorar la eficacia de las transfusiones.

"Usada correctamente, la transfusión puede salvar vidas, pero existe una creciente percepción de que el almacenamiento [de la sangre] tiene efectos negativos sobre la distribución de oxígeno por parte de los glóbulos rojos [que contiene]", dicen los autores de uno de los trabajos, que aparecen en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

La función de los glóbulos rojos (o hematíes) no es otra que llevar oxígeno a los tejidos, pero, aunque resulte paradójico, las transfusiones sanguíneas no siempre mejoran este suministro. Incluso, se han relacionado con episodios isquémicos, como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares.

La clave parece ser el óxido nítrico, a juzgar por los resultados de los dos estudios, realizados en la Universidad de Duke (EEUU). Se trata de una sustancia vasodilatadora ('abre' los vasos sanguíneos para facilitar que los glóbulos rojos transporten oxígeno a los tejidos) que 'se va esfumando' en la sangre almacenada en los bancos para las transfusiones.

"No importa cuánto oxígeno estén transportando los glóbulos rojos. No llega a los tejidos que lo necesitan sin el óxido nítrico. Si los vasos sanguíneos no se pueden abrir, las células de los glóbulos rojos retroceden dentro de los vasos y los tejidos se quedan sin oxígeno. El resultado puede ser un infarto o, incluso, la muerte", aclara Jonathan Stamler, autor de uno de los artículos.

Sangre no tan 'fresca'
La primera investigación, dirigida por Timothy McMahon, partió de la idea de que "comprender mejor los cambios que se producen en los glóbulos rojos de la sangre almacenada podría dar lugar a nuevas estrategias para mejorar la seguridad de las transfusiones", escribe en su artículo.

Para ello, el equipo de McMahon analizó minuciosamente las muestras sanguíneas de 15 voluntarios sanos. Cada uno de ellos, donó cinco litros de sangre que se fue analizando en intervalos de varias horas durante los días siguientes y, a continuación, semanalmente durante 42 días (la 'fecha de caducidad' de estas donaciones). Las muestras se extrajeron, procesaron y almacenaron siguiendo los estándares de los bancos de sangre.

Los niveles de óxido nítrico presentes en los hematíes (glóbulos rojos) comenzaban a disminuir tan sólo tres horas después de que se hubiesen extraído las muestras sanguíneas. Asimismo, a partir de este momento la vasoactividad de los glóbulos rojos que contenían las muestras también empezaba a decaer. "Nos sorprendió lo rápido que cambia la sangre", señala McMahon. Estos hallazgos significarían que "incluso la sangre 'fresca' puede haber desarrollado características biológicas adversas", advierte en el estudio.

Además, entre unos días y semanas después de la extracción, los hematíes se volvieron más rígidos. "Al ser menos deformables, los glóbulos rojos podrían exacerbar la isquemia de órganos [es decir, falta de riego sanguíneo] en pacientes quirúrgicos y otros enfermos graves. También pueden bloquear y obstruir capilares", aclaran los investigadores.

La buena noticia de los trabajos que publica 'Proceedings' es que, al determinar la causa del deterioro de la sangre, también se apunta a una solución para mejorar estos resultados.

Una solución
Así lo constata el segundo estudio. Además de confirmar la caída en picado de los niveles de óxido nítrico (un 70%, al día siguiente de extraer sangre de cerdos), el estudio de Stamler probó una solución: añadir óxido nítrico a la sangre almacenada para transfusiones.

Al inyectarla de nuevo en animales de laboratorio (en este caso, perros), se elevó el flujo sanguíneo de los animales, algo que no sucedió cuando se les transfundía sangre que llevaba un día almacenada. "Hemos demostrado que la restitución del óxido nítrico puede restaurar la actividad vasodilatadora de los glóbulos rojos y mejorar el flujo sanguíneo a los tejidos", resumen los autores. Ahora, queda confirmarlo en nuevas investigaciones.

"La sangre puede salvar vidas, pero no está ayudando del modo que habíamos esperado y, en muchos casos, puede poner las cosas peor. En principio, ahora tenemos una solución al problema del óxido nítrico, podemos ponerlo de nuevo, pero tiene que probarse en un ensayo clínico", concluye Stamler.

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