Londres, EFE
Con esta exposición, que se podrá ver hasta el próximo 28 de septiembre, Buckingham quiere celebrar las bodas de diamante que la reina Isabel II y el príncipe Felipe cumplirán en noviembre.
Además del vestuario que lució la Familia Real británica, la exhibición muestra fotografías y películas en blanco y negro de la histórica jornada, celebrada tras el final de la II Guerra Mundial.
Pese a que aún estaba fresco el recuerdo de los horrores del conflicto y había racionamiento de comida en el país, las imágenes muestran a un público desbordante de alegrÍa que saludaba con pañuelos al viento a la futura Reina al paso de la carroza real.
En la exhibición, titulada "Una boda real: 20 de noviembre de 1947", se puede ver el traje de novia de Isabel II, diseñado por Norman Hartnell, modisto oficial de la entonces reina Isabel, madre de la actual soberana británica.
El vestido, acompañado con un collar de perlas de dos vueltas, estaba confeccionado en seda color marfil y bordado con cristales y 10.000 pequeñas perlas traÍdas de Estados Unidos.
Isabel II también llevó una cola de casi cuatro metros, con un diseño de estrellas inspirado en la figura centra del famoso cuadro la Primavera de Botticelli, sÍmbolo del renacimiento tras la guerra.
Junto al vestido, se puede ver el uniforme de almirante de la Royal Navy (Marina) que lució el duque de Edimburgo, así como los trajes que llevaron las ocho damas de honor de Isabel II, entre ellas su hermana, la princesa Margarita, y Pamela Mountbatten, hija del último virrey de la India, Lord Mountbatten.
Además de las joyas que Isabel II recibió como regalos, Buckingham muestra las invitaciones y las firmas de los novios en el registro oficial de la boda, celebrada en la AbadÍa de Westminster.
Al palacio llegaron 10.000 telegramas y 2.500 regalos de todo el mundo, entre ellos objetos perecederos como 500 latas de piña, almendras azucaradas y latas de salmón, asÍ como una lavadora, una nevera, 76 pañuelos, 30 bufandas y 148 pares de calcetines.
Entre los regalos hay un trozo de encaje de la India, regalo de Mahatma Gandhi, que lleva la inscripción "Jai Hind" (Viva la India), y un juego de porcelana del presidente de China Chiang Kai-shek, además de unos potes para guardar chocolate del Papa PÍo XII.
En la recepción ofrecida en el Palacio de Buckingham para 146 invitados, se presentaron doce pasteles de bodas y trozos de estas tartas fueron distribuidos en el Reino Unido a hospitales, escuelas y organizaciones de beneficencia que Isabel II patrocinaba.
Entre los invitados había miembros de casas reales europeas, pero ningún pariente alemán de la Familia Real, para responder al sentimiento anti-alemán entre los británicos de entonces.
Tampoco fue invitado el Duque de Windsor, que abdicó como rey Eduardo VIII en 1936, y su esposa Wallis Simpson.
En tiempos en que el país empezaba la reconstrucción tras la II Guerra Mundial, el ex primer ministro británico Windsor Churchill resumió entonces el ambiente festivo por la boda: "Es un destello de color en el duro camino que recorremos".
La noche previa, miles de británicos empezaron a ocupar las calles cercanas al recorrido que haría la carroza, mientras millones seguían la ceremonia por radio y otros pudieron ver después en el cine imágenes del acontecimiento.
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