viernes, 1 de junio de 2007

El enfermo de la polémica



Críticas por el caso del hombre con tuberculosis que tomó dos vuelos transoceánicos
El paciente es acusado de poner en peligro a los viajeros y los CDC, de actuar con retraso

ELMUNDO.ES
MADRID.- El hombre que ha despertado las alertas sanitarias en medio mundo, después de haber viajado por EEUU y Europa con una tuberculosis muy agresiva, ya tiene rostro. Se llama Andrew Speaker y acaba de ser trasladado a un hospital de Denver, donde recibirá tratamiento. Mientras tanto, el departamento de control de epidemias de EEUU sigue descubriendo nuevos datos sobre el caso, mientras arrecian las críticas.

El pasado martes, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (los CDC) emitían una alerta internacional: por primera vez desde 1963, se habían visto obligados a poner a un paciente en cuarentena forzosa, después de que hubiese tomado dos vuelos transatlánticos aquejado de una tuberculosis que no responde a los tratamientos habituales (extremadamente resistente o XTR TB).

Durante estos días, se han sucedido los cruces de acusaciones entre diferentes responsables sanitarios (que acusan al paciente de haber roto el pacto de confianza que se establece en estos casos) y Speaker, que insiste en que nadie le prohibió viajar. Las autoridades locales emitieron una directiva prohibiéndole viajar, pero no llegó a tiempo.

En una entrevista exclusiva que hoy emitirá el popular matinal 'Good morning America', Speaker afirma que tiene una grabación de una reunión con responsables sanitarios que confirma que no le prohibieron el viaje, según anuncia la cadena ABC en su página web. En la entrevista, el paciente pide perdón a los pasajeros que ahora se están sometiendo a pruebas de tuberculosis. Muchos de estos viajeros ya han manifestado su enfado con Speaker, a quien acusan de egoísmo.
El suegro se defiende
Según un editorial publicado en The New York Times, aunque Speaker no parece altamente infeccioso, "ha puesto su propia conveniencia por delante de los intereses de otros". Este abogado de 31 años, que reside en las afueras de Atlanta, sabía desde enero que tenía tuberculosis, pero decidió no cancelar su viaje a Europa, donde tenía organizada una boda en Grecia y su luna de miel por Italia.

Precisamente, uno de los primeros en desentenderse de la decisión de Speaker ha sido su propio suegro. Poco después de conocerse la identidad del paciente, se descubría un nuevo episodio de esta rocambolesca historia: su suegro es un experto en tuberculosis que trabaja en los CDC. Robert C. Cooksey ha emitido un comunicado en el que asegura: "No estuve implicado en ninguna de las decisiones de mi yerno acerca de su viaje". Los Centros estaban al tanto de este vínculo, aunque se desconoce desde cuándo.

Por si pudiera surgir alguna duda, Cooksey asegura que siempre ha dado negativo en las pruebas de 'Mycobacterium tuberculosis'. "La tuberculosis de mi yerno no se originó ni en mí ni en los laboratorios de los CDC, que operan bajo los niveles más altos de bioseguridad", señala. Todavía se está investigando el origen de esta agresiva cepa, frecuente en los países de la Europa del Este y en Sudáfrica.

En una rueda de prensa, Gwen Huitt, la experta en enfermedades infecciosas que lo ha atendido, señaló que Speaker ha viajado ampliamente durante los últimos seis años a países donde la tuberculosis es más común que en EEUU, aunque no quiso aclarar dónde.

Parecía muy sano
Hasta la semana pasada, no se supo que Speaker estaba infectado por la cepa más agresiva de la enfermedad. Los CDC le enviaron un aviso cuando el hombre estaba de luna de miel en Roma, indicándole que debía ponerse a disposición de las autoridades sanitarias italianas a la espera de ser trasladado, pues con su enfermedad no podía tomar un vuelo regular.
Speaker desoyó los consejos de los CDC (dice que temía por su vida si tenía que recibir tratamiento en Italia) y, para sortear los posibles controles, él y su esposa volaron de Roma a Praga y, allí, tomaron un vuelo transatlántico hasta Montreal. Una vez en Canadá, alquilaron un coche para cruzar la frontera estadounidense.

Los CDC alertaron al Homeland Security Department (equivalente al Ministerio del Interior español) de que el hombre podía intentar entrar en el país, así que la información se introdujo en el sistema informático del departamento, con instucciones para que si aparecía el hombre "se le aislase, detuviese y se contactase con el Servicio de Salud Pública", ha explicado a The New York Times Russ Knocke, secretario de prensa del mencionado departamento gubernamental.

Sin embargo, cuando el matrimonio Speaker llegó al control fronterizo, el funcionario les dejó pasar, pese a la alerta sanitaria, porque Speaker tenía un aspecto sano. El empleado gubernamental ya ha sido apartado de sus funciones mientras se investiga el caso.

Lo cierto es que el paciente está asintomático (él insiste en que en los vuelos no tosió) y, aunque la cepa con la que está infectado es altamente resistente, la carga bacteriana es baja. Así lo ha confirmado el ECDC (los CDC europeos) en una reunión sobre el tema que organizaron ayer en Estocolmo (Suecia) a instancias de la Comisión Europea.

Como medida de precaución, tanto la tripulación como los viajeros de las filas contiguas de ambos vuelos deben someterse a las pruebas de la enfermedad. "El consejo del ECDC es que el riesgo de estas personas es muy limitado y los demás [que viajaban en otros asientos del mismo avión] no se consideran en riesgo. Los pasajeros relevantes serán contactados por las autoridades sanitarias correspondientes", ha señalado en un comunicado.

Pese a que el riesgo es bajo, el caso ha puesto en el punto de mira a su homólogo estadounidense, los CDC. "Los comités de supervisión del Congreso deberían examinar si las autoridades sanitarias perdieron una oportunidad y qué pasos deben tomarse para asegurarse de que los pacientes infectados con enfermedades mortalmente contagiosas no ponen en peligro a otros", critica el editorial del NYT. Por lo pronto, las autoridades sanitarias de Italia y Canadá ya han denunciado que no se les avisó en su debido tiempo.

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