lunes, 2 de julio de 2007

Los años pesan, pero no son un freno para seguir conduciendo(entrevista cortesia de el expreso.com seccion sociedad)



‘De guambra, hasta pitaba a las chicas que pasaban delante de mi auto; el vértigo ganaba y manejaba a mayor velocidad. Ahora soy más responsable y sereno, sé que no puedo volar, aunque a veces los pasajeros me pidan que acelere”.

Luis Alberto Zapata, de 75 años, ha pasado medio siglo frente a un volante. Al principio llevaba cargamentos de plátano hasta Santo Domingo de los Colorados, en un camión, y, desde 1960, es taxista.

Zapata, quien maneja un Volswagen del 2006, en la cooperativa hotel Colón de Quito, acepta que los años pesan. Ha reducido las horas de conducción diarias. Antes trabajaba desde las 07:00 hasta las 21:00, mínimo, hasta el sábado. Ahora a las 18:00 ya está de regreso a su casa en Calderón.

“Algunos policías nos ven con la cabeza blanca (canas) y creen que no estamos aptos para conducir y eso es falso”, recalca, y cuenta que jamás ha sido detenido por causar un accidente de tránsito. Canjea la licencia de manejo en la Jefatura de Tránsito sin problemas.

La Policía prueba la capacidad de reacción de los choferes, les ponen una luz roja para que frenen intempestivamente, les chequean la vista y les toman un examen teórico. “La edad me hace precavido, no pienso que por manejar tantos años el carro llegará solito a casa”, dice Zapata.

El gerontólogo Nelson Jurado confirma que en el caso de los choferes profesionales el tiempo de manejo brinda un acervo de experiencias. “Ellos han pasado toda la vida en el volante y conocen desvíos, saben qué hacer ante diversas situaciones en la vía”.

Pero Jurado indica que al cumplir 70 años los reflejos disminuyen sensiblemente. “Se va perdiendo la capacidad de reacción, de dirigir la vista hacia los estímulos laterales; la agudeza auditiva, para escuchar los pitos y ruidos”.

En el país no existe una regulación sobre cuándo es hora de pisar el freno: dejar de ser conductor y convertirse en pasajero otra vez. La Ley de Tránsito no especifica un límite de edad para renovar la licencia de manejo.

Al pasar los 65 años, la renovación de la licencia se debe hacer cada dos años y no cada cinco, como en el caso de los demás conductores. Son pruebas gratuitas.

“La idea no es discriminar a nadie por su edad, pero tampoco se quiere poner en riesgo a ningún usuario del sistema vial”. Esto según el cabo Diego Vásquez, de Educación Vial, de la Dirección Nacional de Tránsito. Él afirma que la visión constituye el 90 por ciento de la capacidad de conducir, para actuar ante un peligro.

“Muchos a esa edad manejan con tranquilidad, se ubican a su derecha. Pero otros se enojan más fácilmente”, señala.

Héctor Cevallos, de 65 años, también es taxista, de la cooperativa Plaza Grande. Lleva 45 años en este oficio y piensa seguir “hasta cuando Dios me dé salud. Los clientes quieren que volemos. Pero hay que ser prudentes”.

Jurado cree que hay condiciones exógenas que influyen en la aptitud ante el volante. “Por salud mental, a cualquier edad, se debiera manejar un máximo de cuatro horas. La contaminación por ruido y el tránsito son un riesgo”.

Un autoexamen

En la Dirección Nacional de Tránsito no hay estadísticas por edad, no se sabe cuántos ecuatorianos de 65 años tienen licencia de conducir. En general, 125 544 personas tienen licencia tipo B; 50 172, tipo E o de primera, profesional; D, 24 100; C, 12 591 y G, 1026.

Fabio Tamayo, de Aneta , indicó que apenas el uno por ciento de sus alumnos tiene más de 60 años y que, en general, aprenden a manejar en las 15 horas. La norma internacional dice que se requiere más tiempo a mayor edad.

La agudeza visual se deteriora, se reduce el campo visual periférico y el movimiento angular, así como la visión del color y la sensibilidad al deslumbramiento,

Cada uno debe hacerse un autoexamen y verificar si ahora le tocan la bocina más frecuentemente, si se tarda más en llegar a un lugar, si siente que aparecen más autos de la nada.

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