El ex Presidente, que influyó en la vida política del país desde 1979, no forjó un cuadro en la tendencia de derecha. Jaime Nebot pudo ser uno de sus sucesores.
Con el ocaso político del ex presidente León Febres Cordero, la derecha ecuatoriana pierde a un líder que dominó el terreno político en los últimos 30 años.
Su estilo y forma de hacer política y de fiscalizar tuvieron impronta propia. El país lo vio desde cuando ocupó una curul en la Cámara Nacional de Representantes e interpeló al ministro de gobierno de Osvaldo Hurtado, Carlos Feraud Blum, por el escándalo que pasó a la historia como el caso de las ‘muñecas de trapo’.
3 períodos
legislativos tuvo Febres Cordero. Aunque el último no lo ejerció porque renunció. “Fue implacable en los procesos de fiscalización que emprendió en contra de ese Gobierno”, recuerda Wladimiro Álvarez, quien ocupó la Cartera de Trabajo en esa administración.
Con una mayoría legislativa a su favor, el PSC tuvo el peso político para controlar a los gobiernos de turno, recuerda Víctor Granda, ex diputado socialista, quien se consideró como un perseguido político de la lista 6.
A través de la exigencia de partidas para los municipios y consejos provinciales controlados por el PSC, condicionaba su apoyo o no al régimen de turno, principalmente en las administraciones de Sixto Durán Ballén, Fabián Alarcón y Jamil Mahuad, recuerda Ricardo Noboa. En el argot político, esa práctica se conocía como los ‘contratos colectivos’.
El poder, Taura y otros
El 23 de octubre de 1976, Febres Cordero se presenta como candidato presidencial por la Asociación de Cámaras de Industriales.
El 10 de agosto de 1984, Febres Cordero y Blasco Peñaherrera asumieron la Presidencia y Vicepresidencia de la República.
En febrero de 1985, el ex Mandatario anunció la firma de convenios para la construcción de alrededor de 30 0 00 viviendas del denominado Plan Techo.
En enero de 1987, el ex Presidente permaneció como rehén por 11 horas en la Base Aérea de Taura, en Guayas. La crisis concluyó con su liberación, a cambio de que el general FrankVargas, comandante de la FAE, que estaba detenido en Quito, fuera puesto en libertad.
Sin embargo, después de 30 años de dominio del escenario político, Febres Cordero no deja un heredero político de peso en la tendencia de derecha. La razón es que no permitió que surjan nuevas figuras a su alrededor.
Eso ocurrió con Alberto Dahik, quien fue su ministro de Finanzas, Ricardo Noboa, quien ocupó la Secretaría de Industrias, hasta el propio alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot.
Patricio Quevedo, quien fue secretario de Información Pública de ese Gobierno, cree que ello ocurrió por su personalidad. “Sin proponerse dificultó el crecimiento de otros líderes a su alrededor. Nunca dijo: no voy a dejar que alguien siga mis pasos, pero ese fue el resultado”, comenta Quevedo.
Noboa considera que justamente en los ocho años que Febres Cordero estuvo en la Alcaldía de Guayaquil fue cuando más poder político acumuló. “Cuando fue Presidente tuvo una oposición política cerrada, pero desde 1992 alcanzó el control del Congreso y de la Justicia. Ello le permitió perseguir a quienes eran sus opositores y hacer a un lado a quienes intentaban hacerle sombra”, comenta Noboa.
Ramiro Rivera (UDC) considera que ese no fue solo una dificultad que enfrentó la lista 6. “Es un problema que experimentaron todos los partidos que surgieron en los albores del último período democrático. “Fue un problema de concepción de las organizaciones políticas, que siempre estuvieron lideradas por un caudillo”, opina Rivera.
Blasco Peñaherrera Padilla, quien fue vicepresidente de Febres Cordero y tuvo más de una diferencia con el ex Presidente, resalta el combate de ese Gobierno a los brotes terroristas que surgieron en los años ochenta.
Justamente, el tema de la violación de los derechos humanos es uno de los temas más cuestionados de su administración.
Por su estilo calificado de autoritario por sus críticos, Febres Cordero enfrentó una dura oposición parlamentaria, liderada por la Izquierda Democrática, PRE, MPD y otros partidos de centroizquierda, al punto que su ministro de Gobierno, Luis Robles, fue juzgado políticamente y lo censuró.
Patricio Quevedo justifica que Febres Cordero mantuvo la unidad nacional neutralizando los “brotes terroristas”.
Marco Lara, otro de los colaboradores del ex Presidente, como secretario de Información, recuerda que Febres Cordero fortaleció al partido poco tiempo después de ser elegido diputado.
“El aporte inicial que hizo Febres Cordero al sector de derecha del país fue algo que le permitió resurgir al partido y pasar a ser la primera fuerza política del país”.
Lara también destaca que en el gobierno de Febres Cordero creció la producción nacional en volúmenes nunca antes vistos. “En las relaciones internacionales Ecuador mantuvo relaciones con todos los partidos del mundo, desde Washington hasta La Habana.
Punto de Vista. Simón Pachano/ Politólogo
‘No dejó que surja otro líder’
En su paso por la escena política ecuatoriana, León Febres Cordero dejó un legado político que a la larga es difícil de definir.
Se lo puede considerar como un personaje que siempre mantuvo un liderazgo fuerte de derecha, es más, se podría decir que de ultraderecha con rasgos populistas.
El problema quizá es que no dejó que surjan nuevos líderes a su alrededor, otros personajes alternativos en su entorno. Por ello, después de él quedará un vacío.
En el sector que el lideró no existe actualmente una figura que lo reemplace. León Febres Cordero se encargó de borrar a cualquiera que le hiciera sombra, incluso al mismo Jaime Nebot.
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