lunes, 11 de agosto de 2008

Las antiguas pirámides de Giza se modernizan

EL CAIRO | AP

Los monumentos pueden ser grandiosos, pero visitar las famosas pirámides de Giza resulta una pesadilla desde hace años, con timadores que cobran demasiado por paseos en camello y vendedores de baratijas que apabullan a los turistas en cada esquina.

Es por eso que las autoridades de Egipto presentaron este lunes la primera etapa de un elaborado proyecto para modernizar las pirámides y hacerlas más dignas del turismo del siglo XXI, instalando cámaras de seguridad y una verja de 19 kilómetros (12 millas) con sensores infrarrojos que rodeará la zona.

Era un zoológico, dijo el arqueólogo Zahi Hawass refiriéndose al desorden que privaba en la zona. Ahora protegemos tanto a los turistas como a los monumentos.

Las tres pirámides de Giza llevan abiertas al público mucho tiempo, algo inusual para un monumento de 5.000 años de antigüedad considerado una de las Maravillas del Mundo. Otros, como la acrópolis de Atenas, el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén o el Coliseo de Roma tienen amplios sistemas de seguridad y un exhaustivo control de visitantes.

Las pirámides se encuentran en una llanura del desierto que llegó a estar aislada pero que ahora está siendo alcanzada por la expansión de la ciudad.

Los vendedores de baratijas -muchos de ellos provenientes de barrios pobres que buscan los dólares de los turistas- han reinado libremente en la zona durante años.

Los turistas tienen que someterse a una andanada constante de vendedores ambulantes que les ofrecen copias de estatuas faraónicas en miniatura, escarabajos, camisetas y otras baratijas, o son seguidos por hombres en camello que venden paseos o fotos y rara vez aceptan un no como respuesta. Los jóvenes incluso intentan introducirse furtivamente en taxis llenos de turistas para ir hacia las pirámides, con el fin de desviarles hacia establos de caballos para que realicen un paseo por la zona.

Las turistas también se han tomado sus libertades.

Desde el siglo XIX y hasta finales de la década de 1970, escalar la pirámide de Khufu, la más grande de las tres, fue el pasatiempo favorito de muchos visitantes.

Desde entonces, las autoridades han prohibido subir los gigantescos bloques, aunque los turistas aún pueden pasear libremente entre las pirámides, donde hay muchas tumbas y otros tesoros arqueológicos que sólo están excavados parcialmente y son vulnerables a los daños.

La larga valla de metal que rodea el complejo turístico tiene sensores de movimiento e infrarrojos. Los turistas entran por un edificio de ladrillos con media docena de puertas equipadas con detectores de metales y máquinas de rayos X.

Una vez dentro, cada paso está captado por 199 cámaras ubicadas en cada esquina de la zona.

Está limpio y es bonito, dijo Michael Schmidt, un agente inmobiliario de Nueva York de 43 años, que visitó las pirámides el lunes. Hicieron un buen trabajo.

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