miércoles, 13 de agosto de 2008

Bush recurre al Ejército para llevar ayuda a Georgia

En un intento de restaurar su debilitada autoridad en una región estratégica del mundo, el presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció ayer un vasto esfuerzo humanitario en Georgia, dirigido y ejecutado por el Pentágono, al mismo tiempo que una iniciativa diplomática orientada a forzar a Rusia a retirar sus tropas y garantizar la supervivencia independiente del país invadido y de su actual Gobierno.


Bush compareció en la Casa Blanca, escoltado por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el secretario de Defensa, Robert Gates, para confirmar que Rusia había incumplido la promesa de alto el fuego hecha el martes al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y anunciar una serie de medidas destinadas a "demostrar la solidaridad con el pueblo de Georgia y a buscar una solución pacífica a este conflicto".

Esas medidas incluyen "una misión humanitaria conducida por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos". Bush informó de que un primer avión de carga C-17 viajaba ayer ya rumbo a la capital de Georgia con medicinas y otros productos requeridos por la población.

"En los días siguientes", añadió el presidente, "utilizaremos aviones y fuerzas navales para entregar más ayuda".

"Confiamos en que Rusia asegure que todas las líneas de comunicación y transporte, incluidos los puertos, aeropuertos, carreteras y espacio aéreo permanecen abiertos para la entrega de asistencia humanitaria y para el tránsito de civiles", advirtió Bush, poco después de mencionar precisamente los puertos y carreteras que en estos momentos mantienen bloqueadas las tropas rusas.

La presencia de personal militar norteamericano en un territorio todavía sometido a una disputa bélica puede constituir un elemento añadido de tensión, aunque también es un mensaje a Moscú de que Washington está decidido a permanecer junto a su gran aliado.

"Estados Unidos está al lado del Gobierno democráticamente elegido de Georgia. Insistimos en que la soberanía y la integridad territorial de Georgia tienen que ser respetadas", recordó el presidente norteamericano.

Bush anunció también con ese propósito el envío a la zona de la secretaria de Estado, quien, antes de llegar a Tbilisi, hará una escala en París para coordinar su estrategia con Sarkozy, actual presidente de turno de la Unión Europea, con quien Bush conversó ayer por teléfono.

Washington se había mostrado hasta ahora bastante escéptico sobre el verdadero alcance del acuerdo de paz conseguido por el presidente francés el martes, y, aunque Bush expresó ayer por fin "un fuerte apoyo" a esa gestión, la Administración norteamericana cree necesaria una nueva iniciativa diplomática.

Con ese objetivo viaja Condoleezza Rice a Georgia, donde su simple presencia servirá, además, para estimular a un Gobierno y a una población con fuerte simpatía hacia Estados Unidos y que había reclamado desde un principio la ayuda norteamericana contra la invasión rusa.

Es dudoso, sin embargo, que todos estos gestos, al margen de su efecto emocional, tengan también relevantes consecuencias políticas. El propósito de Rusia, en cierta medida, ya está conseguido: su influencia y liderazgo regional han sido restablecidos.

"Rusia puede retirar sus tropas cuando quiera porque ya ha demostrado que puede entrar en la zona y controlarla con facilidad", opina Joshua Keating, experto en Rusia de la revista Foreign Policy.

George Bush advirtió ayer, no obstante, que Rusia "está poniendo en riesgo" todos los esfuerzos hechos en los últimos años "para integrarse en las estructuras diplomáticas, políticas, económicas y de seguridad del siglo XXI". Fue una forma indirecta de decirles a los dirigentes rusos que Washington impulsará una serie de sanciones contra ese país si no retira por completo sus tropas de Georgia.

Entre las sanciones que en estos momentos estudia la Administración norteamericana están la suspensión de las maniobras militares que, de forma periódica, el Ejército de Rusia realiza con el de Estados Unidos y con los de la Alianza Atlántica.

Washington ha solicitado ya una reunión de ministros de esa organización. Fuentes oficiales han mencionado también la posibilidad de que Moscú sea excluido de las conferencias del grupo de países más poderosos de la Tierra, conocido como G-8.

[La reacción del Gobierno ruso a la advertencia de Bush no se hizo esperar. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió anoche que EE UU debe optar entre su apoyo al actual líder georgiano y "una asociacición real" con Rusia, informa France Presse. "Entendemos que EE UU se preocupe por el futuro de su proyecto en Georgia", dijo Lavrov, "pero algún día deberá elegir entre su apoyo a un proyecto virtual" o mantener su cooperación con Rusia].

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