CHICAGO, EEUU (Reuters) - Los bajos niveles de una hormona llamada leptina, que ayuda al cerebro a resistirse a los alimentos tentadores, explicarían por qué aquellos que logran bajar de peso suelen tener problemas para mantener ese adelgazamiento, según un equipo de investigadores estadounidenses.
Restaurar los niveles de leptina antes de una dieta resolvería este problema, indicó el equipo. Este descubrimiento ofrecería a las personas a dieta una nueva forma para ganar la batalla contra la obesidad.
"Cuando se baja de peso se crea la tormenta perfecta para recuperarlo", apuntó Michael Rosenbaum, del Centro Médico de la Universidad de Columbia de Nueva York, y cuyo estudio se publicó en el Journal of Clinical Investigation.
Rosenbaum explicó que después de adelgazar, el metabolismo no sólo se vuelve más eficiente, por lo que el cuerpo necesita menos calorías, sino que el cerebro se vuelve más vulnerable a los alimentos tentadores.
"Las zonas del cerebro que dicen al paciente que no coma parecen estar menos activas. Se responde más a los alimentos y se tiene menos control sobre ellos", comentó el experto en una entrevista telefónica.
La leptina es un supresor natural del apetito producido por las células grasas del organismo. Su descubrimiento hizo furor en los 90, cuando un grupo de investigadores comprobó que hacía que los ratones comieran menos y perdieran peso. Sin embargo, este fenómeno se produce rara vez en los humanos.
Desde entonces, los expertos intentan encontrar el mejor modo de utilizar la hormona para ayudar a tratar la obesidad.
Estudios previos demostraron que cuando las personas bajan de peso, los niveles de leptina se reducen cuando el organismo trata de proteger sus reservas de energía.
Rosenbaum investigó el impacto de esta pérdida de leptina en los cerebros de personas que habían adelgazado, experimentando si sustituir la hormona podría ayudarles a mantener el descenso de peso. Para ello, se analizó a seis pacientes obesos antes y después de que siguieran una dieta supervisada clínicamente para reducir su peso corporal en un 10 por ciento.
Los investigadores observaron que después de perder peso, las zonas del cerebro responsables de regular la ingesta de alimentos estaban menos activas.
Cuando los expertos restablecieron los niveles de leptina a los de antes de la dieta, esos cambios se invirtieron ampliamente.
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