La organización Transparencia Internacional (TI) advirtió hoy en un nuevo estudio que la corrupción es un factor clave en la crisis global causada por la escasez de agua, que amenaza la vida de millones de personas en los países más pobres del planeta.
Naciones Unidas, EFE
La organización Transparencia Internacional (TI) advirtió hoy en un nuevo estudio que la corrupción es un factor clave en la crisis global causada por la escasez de agua, que amenaza la vida de millones de personas en los países más pobres del planeta.
El informe de 360 páginas presentado en la sede de Naciones Unidas es el primero en analizar el impacto y el alcance de los actos de corrupción en las diferentes áreas que conforman la industria del agua, aseguraron sus autores.
"La corrupción mata y, aunque suene dramático, es lo que sucede en muchos países con el agua", señaló Hakan Tropp, especialista en recursos hídricos del Instituto Internacional de Agua de Estocolmo y colaborador de TI.
Tropp indicó que las distorsiones y el encarecimiento del precio del agua que causa la corrupción es, en parte, responsable de millares de muertes en el mundo en desarrollo por la dificultad de acceder a este recurso básico.
Unas mil millones de personas carecen de acceso asegurado al agua potable y más de dos mil millones no cuentan con servicios sanitarios adecuados, lo que facilita la propagación de infecciones y enfermedades contagiosas, de acuerdo con Naciones Unidas.
El análisis identifica problemas a lo largo de todo el sector, que van desde pequeños delitos en la distribución de agua hasta pagos de jugosos sobornos en la construcción de grandes presas hidroeléctricas.
Así, el costo de conectar un hogar a una red de agua se incrementa en un 30 por ciento en los lugares donde esta industria está plagada por la corrupción, según los cálculos de los autores.
Solamente este factor aumenta en 48 000 millones de dólares el precio de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que promueven la reducción a la mitad de la pobreza extrema para el 2015, estimaron.
"La corrupción en el suministro de agua potable y de servicios sanitarios aparece en todos los eslabones, desde el diseño de la política a la planificación, financiación y mantenimiento de la infraestructura", sostiene el informe.
Apunta que esta situación frena las inversiones y aumenta el precio del agua potable, lo que explica que este servicio básico sea más costoso en los hogares más pobres de Yakarta, Lima o Manila que en los de Londres, Nueva York o Roma, agrega.
De todas formas, los autores del documento advirtieron que los países desarrollados no son inmunes a la corrupción en el sector del agua, y citan casos en Grenoble (Francia), Nueva Orleans (Estados Unidos) y Milán (Italia).
Según el estudio, también hay "una corrupción desenfrenada" en la irrigación de zonas agrícolas, que contribuye a frenar el crecimiento de la producción del campo.
"Las grandes inversiones en irrigación que se han anunciado para responder a la crisis alimentaria no cumplirán con su objetivo, si no se afronta el tema de la corrupción", dijo la presidenta de Transparencia Internacional, Huguette Labelle, en la presentación del informe.
En ese sentido, el estudio explica cómo las interferencias motivadas por la corrupción han socavado la inversión de mil millones de dólares del Gobierno de Filipinas para crear una infraestructura de embalses para riego.
Los autores aseguraron que los actos de corrupción también aumentan en un 25 por ciento el precio de los contratos de riego en la India y mantienen "un sistema corrupto de favores políticos" que terminan por desfavorecer a los agricultores pobres.
Otro sector donde la corrupción tienen un efecto nefasto es la gestión y preservación de los recursos hídricos, que exacerba la desigualdad en la distribución de agua y facilita la degradación de espacios medioambientales, destaca el informe.
Asegura que las prácticas corruptas son uno de los factores detrás de la débil implementación de la legislación medioambiental en China, en la que el 90 por ciento de los acuíferos de las grandes ciudades están contaminados y en el 75 por ciento de los ríos urbanos no se puede pescar o beber.
El documento recomienda como medidas de freno a la corrupción la adopción de la transparencia y la participación ciudadana en la gestión del agua, el refuerzo de la capacidad de supervisión de los gobiernos y el fomento de la competencia en la adjudicación de grandes proyectos hídricos.
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