Iván Angulo, representante de la FAO en Ecuador, dice que “el alimento se produce en menos tiempo (90 días), en comparación a otros cereales y ayuda a combatir las hambrunas del mundo”.
¿Tiene papa Chola? Con esta decisiva interrogante para las amas de casa se abre una acalorada disputa en los mercados quiteños, que termina con el tubérculo en la canasta de las madres de familia. Las advertencias no están demás: “Si no es Chola le devuelvo todo el quintal, verá ‘casera’ no me estafará...”.
Estas palabras, según Paola Cáceres, de 45 años; y Angélica Pérez (38), son el sermón de siempre para su vendedor, Medardo Toaquiza, en la Bodega San Antonio, en el Mercado Mayorista de Quito. “Porque solo la papa Chola es buena y barata, la gente se llena cuando la come”, dice Pérez.
Por ello, además del valor nutritivo (rico en carbohidratos y micronutrientes), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) declaró al 2008 como el Año Internacional de la Papa.
Iván Angulo, representante de la FAO en Ecuador, dice que “el alimento se produce en menos tiempo (90 días), en comparación a otros cereales y ayuda a combatir las hambrunas del mundo”.
En ello coincide la nutrióloga Tania Calderón, quien aclara que la papa es una fuente de calorías y carbohidratos, que tiene 20,13 g de hidratos de carbono, 379 mg de potasio y 13 mg de vitamina C. De esta manera, “es un alimento antioxidante que fortalece la mucosa de las paredes del intestino”.
Cáceres y Pérez, amas de casa, coinciden que el éxito de toda preparación está en la papa. “La papa Chola es sabrosa, es arenosa, se desase en el caldo y sirve para freírla, meterla al horno”.
Calderón explica que la mejor forma de consumirla es cocinada con la cáscara, “frita no porque suben los carbohidratos al doble”.
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