VIENA | REUTERS
Un austríaco de 73 años confesó que encerró a su hija en un sótano sin ventanas durante 24 años y que tuvo con ella siete hijos, informó este lunes la policía.
A continuación, los datos principales sobre el caso:
ENCIERRO:
Elisabeth Fritzl, ahora de 42 años, desapareció en agosto de 1984.
Dice que su padre, Josef Fritzl, la confinó en el sótano del edificio en 1984 y la drogó y ató antes de encerrarla.
Sus padres luego recibieron una carta con su letra pidiendo que no la buscaran.
Desde 1984 hasta ahora, Elisabeth estuvo encerrada en el sótano y fue abusada por Josef, quien es el padre de sus siete hijos, de los cuales el menor tiene 5 años.
La policía cree que la madre de Elisabeth, Rosemarie, ignoraba todo lo que ocurría.
HIJOS:
En cautiverio, Elisabeth dio a luz a siete hijos en el curso de 14 años, de los cuales uno murió.
Tres de ellos permanecieron encerrados con su madre en el calabozo y nunca vieron la luz del día. Son Kerstin, una hija de 19 años que fue hospitalizada este mes por una grave enfermedad, y dos varones, Stefan, de 18, y Felix, de 5.
Los otros fueron criados por los padres de Elisabeth, Josef y Rosemarie.
La primera, Lisa, ahora de 15 años, fue supuestamente abandonada en la puerta de la casa en 1993 junto con una carta de Elisabeth diciendo que no podía hacerse cargo de ella. En años posteriores, ocurrió lo mismo con una mujer y un varón, Mónica, de 14 años, y Alexander, de 12.
Alexander tenía un mellizo que murió. La policía dijo que Josef confesó haber quemado el cuerpo del niño.
¿CÓMO SE DIO A CONOCER EL CASO?
Este mes, Kerstin fue llevada al hospital de Amstetten por una enfermedad grave. La policía pidió información de su madre, la "desaparecida" Elisabeth.
En respuesta, Josef permitió a Elisabeth, Stefan y Felix salir del sótano. Elisabeth aceptó hacer una declaración sobre su suplicio a la policía después de obtener garantías de que no iba a volver a tener contacto con su padre.
El lunes, Josef confesó haber encerrado a Elisabeth durante 24 años y ser el padre de sus siete hijos.
LA CELDA:
La familia permaneció encerrada en el sótano de un edificio residencial de dos pisos, que Josef fue extendiendo con los años.
Instaló una puerta corrediza de hormigón reforzado con un código secreto y la escondió detrás de unos estantes.
Algunas partes de las celdas no tenían más de 1,70 metros de altura.
Un estrecho pasillo conducía a habitaciones que tenían un área para cocinar y dormir, un pequeño baño con ducha y una celda acolchonada. Un tubo proveía ventilación.
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