martes, 19 de febrero de 2008

Calma demuestra que Castro logró preparar a los cubanos

LA HABANA, Cuba | AP


Inicialmente, Humberto entró en pánico cuando se enteró que Fidel Castro abandonaría la presidencia de Cuba. Se cercioró de que no se haya cortado la luz ni el agua en su panadería, y se preguntó si llegarían las raciones de leche para sus dos hijos.

Entonces cerró la tienda y se fue de pesca.

Hay mucha gente que sí está triste, pero no pienso que vaya a ver muchas lágrimas porque se esperaba esto. Fidel está enfermo hace mucho tiempo ya, expresó el panadero de 25 años de edad.

Cuba reaccionó con calma al anuncio de que Castro no aceptaría una nueva elección como presidente, algo asombroso si se toman en cuenta las antiguas profecías de que la isla se hundiría en disturbios y caos y que los cubanos huirían masivamente por mar. No había colas en las gasolineras, no había nadie comprando comida apresuradamente. Los trabajadores fueron aa sus fábricas y los niños fueron a la escuela con sus uniformes revolucionarios rojiblancos. La televisión estatal transmitió telenovelas y documentales históricos.

El martes fue un día como cualquier otro en Cuba, lo que demuestra el éxito que tuvo el gobierno en preparar a la ciudadanía y al mundo para la despedida política del líder máximo.

La campaña comenzó en julio del 2006, cuando Castro fue operado de emergencia por un problema intenstinal que nunca fue bien explicado. El líder cubano divulgó entonces una carta diciendo que cedía temporalmente el poder a su hermano menor Raúl, pero aparecía esporádicamente en videos y fotografías difundidas para contrarrestar los rumores de su muerte.

Las autoridades insistían en que Castro estaba convaleciente, incluso cuando no apareció en público en actos importantes como el desfile del Primero de Mayo en La Habana. Castro escribía verborrágicos ensayos y columnas periodísticas varias veces a la semana en su nueva función de columnista en jefe.

El Día de la Revolución de julio pasado fue Raúl, no Fidel, quien pronunció el tradicional discurso a la nación, en el que invitó a los cubanos a quejarse públicamente cuando descubrían problemas en el manejo estatal de la economía y dijo que habría cambios estructurales en el sistema socialista, sin aclarar en qué consistían.

El menor de los Castro consolidó gradualmente su poder y ocupó sus funciones como timonel del estado, en tanto su hermano guardaba silencio, salvo por esas columnas que generalmente tenían poco que ver con el presente o el futuro de Cuba.

Fidel Castro, parecía casi deprimido al anunciar su retiro, afirmando en un mensaje al pueblo cubano que había querido renunciar hace tiempo, pero que no se lo permitían. Se jactó de que conspiró para preparar gradualmente al pueblo para su partida.

Me preocupo siempre al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso traerían noticas traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla, escribió. Prepararlo para mi ausencia sicológica y políticamente era mi primera obligación despues de tantos años de lucha.

La campaña funcionó. Muchos cubanos expresaron tristeza, y otros esperanzas de cambio el martes. Pero nadie parecía temer un estallido repentino, ni menos aún el derrumbe total del sistema socialista.

La gente no quiere disturbios y no van a lanzar a pedir nada en la calle porque están conformes con lo que tienen, dijo Rainer Aguilera, un ingeniero de 27 años que venía de acompañar a su madre a una consulta médica en una de las clínicas gratuitas.

El presidente estadounidense George W. Bush y líderes disidentes en la isla han exhortado al pueblo a sublevarse contra el gobierno. Muchos cubanos desean fervientemente que se produzcan reformas económicas o sociales que pudieran consolidarse en ausencia del mayor de los Castro, pero Aguilera dijo que distarían mucho de ser una reforma política en gran escala.

Cambios vendrán, probablemente no sean los que quieren otras gentes del mundo.

Humberto, el panadero, quien al igual que muchos cubanos se negó a revelar su apellido a un periodista extranjero, dijo que la vida cotidiana suele ser dura en la isla, pero que el mercado libre y la globalización podrían ser peores.

Yo me he adaptado a vivir así. Es lo que conozco. Yo veo como va el desarrollo humano en otras partes del mundo y no me convence de que el cambio es algo bueno, sostuvo.

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