lunes, 22 de octubre de 2007
Julián López 'El Juli' y Rosario Domecq se han casado en Jerez de la Frontera
La boda entre Julián López 'El Juli' y Rosario Domecq, celebrada este sábado, se convirtió en todo un acontecimiento a nivel nacional y por supuesto, en Jerez, la ciudad de la novia. A la una y media de la tarde en la Capilla del Convento de Santo Domingo, en pleno corazón de la ciudad, Julián recibía a Rosario en un lugar que no puede ser más simbólico para la familia de la novia y para la propia ciudad de Jerez y al que llegó en coche de caballos y del brazo de su padre, Pedro Domecq Urquijo. La capilla del convento, muy ligada a la familia desde finales del siglo XVIII, ha sido protagonista de las principales celebraciones religiosas de los primeros Domecq que llegaron a Jerez a principios de 1800.
Allí, en la Capilla de Santa Catalina, la pareja se daba el 'sí quiero' ante más de 400 invitados y tras seis años de noviazgo. Amigos, familiares y, por supuesto, compañeros del torero, como Juan Serrano 'Finito de Córdoba' con su mujer, Arancha del Sol, Enrique Ponce o Javier Conde. Desde que se dio a conocer la noticia, ningún diestro había querido comprometer la fecha para poder acompañar a una de las principales figuras del escalafón actual.
La celebración, un almuerzo, se sirvió justo en frente del convento, en la casa Palacio Domecq. Este bello edificio es y ha sido el emblema de las bodegas desde su construcción. Pertenece a la familia desde el siglo XVII, cuando el primer Domecq lo compró al marqués de Montana. Desde entonces ha sido lugar de reunión de la familia.
A principios del siglo XX, fue el bisabuelo de Rosario, la novia, quien lo adquirió, don Pedro Domecq, y después pasó a formar parte del conjunto de las bodegas. Hoy, acoge a los invitados ilustres que las visitan cada año. Para el almuerzo, se ha dispuesto del patio, quizá lo más bello del palacio, y de varios salones de la planta baja. El cátering ha corrido a cargo de Alfonso Catering, el más reconocido de la ciudad. Como menú, crema de verdura escalibada, arroz con langostinos de Sanlúcar y pechuga de codorniz al aroma de paté y trufas de otoño. Por último, un postre milhojas de ters chocolates con tulipa de oloroso y café ha sustituido a la tradicional tarta nupcial.
Tanto el convento como el palacio se encuentran en la Alameda de Cristina, en pleno centro de la ciudad, y precisamente, entre ellos está la estatua de don Pedro Domeq, bisabuelo de la novia y primer Marqués de Domecq. Para la familia, en concreto para los padres y abuelos de Rosario, es, además, un lugar donde se les une una importante mezcla de sentimientos.
Horas antes del enlace, cuando ya se congregaban cientos de curiosos en los alrededores, el ayuntamiento de Jerez ya tenía preparado todo el dispositivo. Se había cortado parte de la Alameda y se vallado ambos lados del camino del Convento al Palacio. Junto a la invitación de boda, los novios habían adjuntado, además del plano, una relación de los principales hoteles donde pueden alojarse los invitados e incluso de taxis y de peluquerías para que no les faltara nada a las invitadas.
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