Glenda Ortega cuenta sus impresiones sobre el 30 de septiembre, día de la elección de asambleístas. El tráfico, los noticieros y el ambiente electoral en Guayaquil los resume en un testimonio.
Glenda Ortega cuenta sus impresiones sobre el 30 de septiembre, día de la elección de asambleístas. El tráfico, los noticieros y el ambiente electoral en Guayaquil los resume a continuación.
Acudí a votar alrededor de las 11:15 a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y Arquitectura de la Universidad de Guayaquil. Sin embargo, había salido una hora antes de mi casa ubicada en los Vergeles, al norte de la ciudad.
El tráfico se intensificó un poco en la av. de las Américas a la altura de la Escuela de Aviación del Ejército hasta el Colegio Técnico Simón Bolívar, donde mucha gente recorría a pie las calles.
Los buses urbanos lucían copados de personas que llevaban niños pequeños en sus brazos y hasta pude notar que era un día familiar pues familias casi completas acudían a sufragar. Buses y vehículos particulares se desviaron de la av. Francisco de Orellana para tomar la Av. de las Américas lo que hizo que el avance sea más lento.
Ya a la altura del Cuartel Modelo, el tráfico disminuía pero los vendedores ambulantes aumentaban en el sector. Cerca de ahí se encuentra la Universidad Laica y varios establecimientos que son recintos electorales pertenecientes a la Parroquia Tarqui.
La temperatura bordeaba los 30 grados centígrados y ya próxima a mi recinto electoral, se podían ver los famosos granizados, helados, bebidas, agua, fritada, papas rellenas, canguil, churos; todo esto rodeado de cables que salían de los puestos improvisados de plastificación de documentos.
Los vigilantes de la Comisión de Tránsito del Guayas se encontraban pendientes del tránsito en la zona y también observé pequeños grupos de policías.
En la av. Delta, en las afueras de la Facultad, se observaban más negocios y vendedores y la gente caminaba por todas partes. Esa avenida había sido cerrada por lo que las personas y vendedores llenaban los parterres y aceras.
Cuando entré a la Facultad observé una fila larga de personas, pensé que era una mesa de votación pero no. Al fijarme bien vi que eran personas que querían saber donde votar y estaban informándose.
Al llegar hasta mi mesa de votación no me tomó mucho tiempo aunque por primera vez iba a votar en ese lugar, pues hasta la última votación de abril pasado había sido en la Facultad de Educación Física, algunas cuadras más adelante.
Muchas personas buscaban su mesa, pero no la encontraban. Se podía escuchar sus preguntas a los miembros de las Fuerzas Armadas porque no habían consultado antes y además les habían cambiado de recinto electoral.
Cuando encontré mi mesa, ésta estaba dentro de un aula de clases en el primer piso y aunque no había mucha gente, el militar nos hacía ingresar luego de que la persona que nos precedía terminaba de votar.
Yo había llevado mi polla electoral que revisé el día anterior y, sin ningún contratiempo, deposité las papeletas. Los miembros de las mesas trabajaban en un ambiente calmado esperando que llegaran las personas porque no había muchas.
Al salir, me dirigí al sur oeste de la ciudad, lugar donde vive mi familia materna. La calle Portete de Tarqui, importante vía del sector, mantuvo la mayoría de sus negocios abiertos.
Era un normal domingo de elecciones. Cerca de la calle Gomez Rendón, se podían observar a cuidadores de carros con camisetas con la cara del presidente Rafael Correa y en algunas casas pósters del Presidente en Carondelet.
Aunque no había embotellamientos, sí se notaba gran presencia de vehículos y personas caminando en la 38 y Portete.
Mi tía, que había sufragado a las 11:00 en su recinto electoral del suburbio oeste, me contó que casi tuvo que quedarse como miembro de mesa, ya que a esa hora aún no estaban completos los miembros y solo habían 4 de las 8 personas.
Ella no podía quedarse y lo explicó al delegado del Tribunal provincial, a lo que el respondió que a la próxima persona que vaya la hagan quedar. Me sorprendió que ella, que siempre había apoyado a los socialcristianos en las elecciones anteriores, esta vez votó por Alianza País.
Mientras tanto, revisaba los canales locales pero solo unos poco ofrecían información del momento, los demás continuaban con su programación habitual.
De regreso, al norte, ya acabado el proceso electoral escuché en la radio un informativo donde daban los datos del ‘exit poll’ de Canal 1, e iban anunciando lista por lista los ganadores.
Informaban sobre los candidatos "electos" de Alianza País, sobre las celebraciones en algunas centrales y hasta mofándose de uno que otro candidato, dando cuenta en ciertos casos que al igual que la mayoría de la población poco o nada sabía de la experiencia de los candidatos menos expuestos en la campaña y de la misma lista.
Algunos candidatos que dieron sus reacciones por teléfono se mostraban algo parcos a dar información antes de saber los datos de Participación Ciudadana.
El norte lucía normal como en una noche de domingo, y a partir de las 19:00 los canales iniciaron a dar mayor información. Y lo demás pues ya se sabe, al menos en informaciones preliminares, País es el ganador de la contienda. El pueblo también votó esta vez por un no rotundo a los mismos de siempre.
En lo particular, creo que el domingo de elecciones para muchos sigue siendo un día familiar, que se aprovecha para visitar a los parientes más cercanos y descansar. Creo que en la mayoría primó el voto en plancha, lo que ocasionó que no todos los mejores candidatos puedan obtener un pase directo a la asamblea.
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