Varias personas enfermas de sida fueron enterradas vivas en Papúa Nueva Guinea por sus propios familiares, que no disponen de medios para tratarles y temen contagiarse, según denunció el lunes Margaret Marabe, responsable de una organización humanitaria.
En el marco de una campaña contra el sida, esta mujer, que ha vivido cinco meses en la región de la Alta Meseta, una de las más aisladas de este país pobre del Pacífico Sur, explicó haber visto cómo morían de esta manera al menos cinco personas.
Marabe relató el caso de uno de ellos, que pedía socorro mientras le echaban paladas de tierra encima: "Uno de los enfermos era uno de mis primos.
Les pregunté por qué lo hacían y me respondieron: Si les dejamos libres, en nuestra misma casa, vamos a contraer la enfermedad y vamos a morir".
Los propios aldeanos le dijeron a Marabe que ésta era una práctica común.
En algunas poblaciones, los habitantes han torturado y matado a varias mujeres acusándolas de brujería y responsabilizándolas de la muerte, para ellos inexplicable, de jóvenes enfermos de sida.
La responsable de "Igat Hope" (Tengo esperanza) ha realizado un llamamiento al gobierno del país para que los programas de información sobre el sida lleguen no sólo a las zonas urbanas, sino también a las rurales.
Papúa Nueva Guinea, un país con seis millones de habitantes, se enfrenta a una propagación descontrolada del virus. Según la ONU, el número de infectados creció un 30% desde 1997 y en 2005 ya había 60. 000 enfermos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario