miércoles, 15 de agosto de 2007

El reto de cable submarino es enganchar a más internautas ecuatorianos

Fibra óptica. Los proveedores del servicio en Ecuador podrán usar la red del Grupo Telefónica.

Los trabajos de instalación de la mayor autopista de datos y voz del Ecuador: un cable de fibra óptica submarino de 797 km de longitud que enlazará al país con el sistema Sudamérica-1 (SAm-1), red que rodea a Sudamérica, llega a Florida (EE.UU.) y brinda servicios de conectividad, ya se iniciaron.

Y con ello, las expectativas entre las empresas de telecomunicaciones sobre los beneficios que esta conexión –postergada durante años– tendrá para sus planes de negocios.

La compañía Telefónica International Wholesale Services (TIWS), del Grupo Telefónica, que obtuvo un permiso del Estado por 20 años para montar la infraestructura e invertirá $ 35 millones, aseguró que el enlace estará listo desde noviembre.

Los proveedores de internet interesados podrán abiertamente negociar el uso de esta red, cuya capacidad total permitirá realizar hasta 120 millones de comunicaciones simultáneas. Será una opción atractiva para los operadores, sostuvo Juan Carlos Avilés, del Consejo Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), pues con una conexión directa, Ecuador no dependerá de enlaces terrestres con Colombia y Perú que encarecen el servicio.

Reportes del sector dan cuenta que el 92% de la fibra óptica que usa el país para conectarse al mundo vía internet y llamadas al exterior, es provista por sus vecinos. Las compañías alquilan el cable ofrecido por Transnexa y Telecom, dos firmas colombianas que salen al mundo a través del Caribe, o pagan la misma renta de $ 45 mil mensuales en promedio, por acceder a la fibra de Telefónica de Perú en el océano Pacífico.

Ello incide no solo en los costos de navegar en red, que se estima bajarán con la inversión de TIWS en el 30%, sino además, en el número de abonados.

Datos de la Asociación de Empresas de Telecomunicaciones de la Región Andina (Aseta) revelan que Ecuador tiene 26.786 usuarios de banda ancha; mientras que en Colombia son 120.000; en Perú, 327.982, y en Venezuela, 357.843. Solo Bolivia está por debajo con 24.000 suscriptores.

El reto del mercado, entonces, será incrementar el universo de internautas con el enlace a SAm-1. Hernán Ordóñez, vicepresidente de regulación de Movistar (del Grupo Telefónica), cree que cuando entre en operación la conexión submarina, no habrá una reducción inmediata en los precios. “Irán bajando en el tiempo, pero obviamente habrá dinamismo”.

Y explicó que como parte del Grupo, Movistar usará toda la capacidad que TIWS ponga a su disposición. “Hoy somos proveedores de internet, pero no lo hacemos de forma masiva, sino entre grandes clientes. Esta sería una oportunidad de crecer en ese aspecto”, destacó.

El Estado, de su lado, tiene asegurados 200 megabits por segundo (velocidad con que la información viaja en la red) de este cable, durante 20 años.

Es que para otorgar el permiso, TIWS tenía dos opciones: pagar el 0,5% de sus ingresos brutos anuales, o dar capacidad de conexión al Estado.

Como el Conatel aceptó lo segundo, desde ya el Fondo de Solidaridad anuncia que se emplearán para dotar de internet a escuelas públicas y otros planes de ayuda social. Lo que toca ahora es invertir en redes para asegurar ese acceso.

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