Un año después de la fuerte erupción del Tungurahua del 14 de julio, el volcán registra nuevamente un incremento en su nivel de actividad.
En la tarde del viernes y noche del sábado último, se produjeron dos explosiones de moderada intensidad que provocaron la expulsión de columnas de gas, ceniza y emanación de pequeñas cantidades de lava.
Hasta ayer se reportó la caída del polvo volcánico en zonas rurales de los cantones Pelileo, Baños, Quero y Tisaleo (Tungurahua), así como en Penipe y Guano (Chimborazo).
Los pobladores y autoridades de estas localidades han tomado las previsiones en caso de una evacuación.
Emisiones de columnas de gases con contenido moderado de ceniza, que alcanzaron alturas entre dos a tres kilómetros sobre el cráter del Tungurahua, se observaron el viernes y sábado últimos sobre el volcán, a pesar que el coloso permanecía cubierto por nubes.
Una primera explosión se sintió el pasado viernes cerca de las 15:00, cuando se celebraba en las calles la medalla de oro que obtuvo la selección Sub 17 en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro.
Este fenómeno produjo caída de ceniza continua en las comunidades Pillate, Bilbao, Cusúa, Choglontus y Manzano, que son parte de las provincias de Chimborazo y Tungurahua.
Silvana Hidalgo, técnica de turno en el Observatorio de Guadalupe del Instituto Geofísico, que monitorea la actividad del Tungurahua, y moradores de las poblaciones cercanas al volcán reportaron ruidos de bloques que rodaron por los flancos y bramidos asociados a estos eventos.
Hidalgo confirmó que a las 00:01 del sábado se evidenció una pequeña fuente de lava asociada a otro estallido.
Alerta sigue
En parroquias como Puela y Bilbao (Chimborazo), luego de las dos últimas explosiones mucha gente comenzó nuevamente a abandonar sus casas.
Luis Baldeón, morador de la zona, aseguró que prefieren salir de sus hogares antes de que ocurra una desgracia. “Nos vamos antes de que algo suceda. No queremos que hayan muertos como ocurrió el 2006 por estas mismas fechas”.
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