viernes, 22 de junio de 2007

Los bebés inhalan una buena parte de la nicotina de sus padres

El humo deja de verse pero parte de su composición queda suspendida en el aire, lista para ser inhalada. Una nueva investigación, publicada en 'Archives of Disease in Childhood', señala que los bebés de padres fumadores presentan unos mayores niveles de cotinina -un metabolito de la nicotina- con los consecuentes riesgos que eso supone.

Los autores, procedentes, entre otros centros, de la Universidad de Leicester (Reino Unido), estudiaron el perfil de 104 recién nacidos. Además de la mayor o menor presencia de cotinina en la orina, se recabó información sobre el tabaquismo de los padres, el nivel socioeconómico, la distribución de la casa o la forma de dormir.

La mayor parte de los bebés procedía de hogares de fumadores (77 de los 104). De ellos, 44 estaban expuestos al tabaco de ambos progenitores; 13 al de la madre y 14 al del padre. Los pequeños presentaron un menor peso (una media de 400 gramos menos) que los hijos de no consumidores.

LA MADRE
En cuanto a los niveles de cotinina en la orina de los bebés, los hijos de madres fumadoras presentaron las mayores concentraciones, cuatro veces más que los no expuestos al tabaco. El hábito del padre duplicó la presencia.

Aunque se desconoce si este compuesto de la nicotina es más o menos dañino que el resto, sí se sabe que la cotinina estimula el sistema cardiovascular del que la inhala.

Junto con los patrones de consumo de los padres, los autores del estudio resaltan la importancia de otros factores para comprender y determinar el efecto que puede tener el tabaquismo pasivo en los bebés.

Según el trabajo, los bebés 'fumadores' solían vivir en casas más pobres, con habitaciones más pequeñas y sistemas de calefacción inadecuados.

Además, en las épocas de frío se detectaron unas mayores cantidades de cotinina. Este resultado podría explicarse por "una peor ventilación o una mayor tendencia de los padres a fumar dentro de casa durante el invierno".

MUERTE SÚBITA
Como norma general, los médicos desaconsejan dormir con el recién nacido ya que esta práctica incrementa el riesgo de muerte súbita. Sobre esto, los especialistas británicos apuntan que el detonante del posible fallecimiento podría no ser directo y estar marcado por el tabaquismo de los padres. "La exposición crónica del niño al humo, antes y después del nacimiento, tendrá un efecto biológico acumulativo, incluido el retraso en la maduración fisiológica postnatal, que quizás sea la base de su vulnerabilidad".

De hecho, los expertos hallaron unas mayores cifras de cotinina en la orina de los niños que compartían cama con sus padres. Esto podría explicarse por "la inhalación directa o la cercanía a ropa u otros objetos contaminados con partículas del humo".

Para combatir los efectos del tabaquismo pasivo, D.V. Joseph y su equipo apuestan por educar los padres. En su opinión, la legislación tiene poco que hacer en el campo de la vida privada de cada uno, un aspecto que cobra su máxima relevancia de puertas para dentro.

(Agencias)

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