El presidente Rafael Correa lanzó hoy duras críticas a varios sacerdotes de la Iglesia Católica por las misas campales que se realizarán este fin de semana en Guayaquil.
AFP
El presidente Rafael Correa criticó hoy a la Conferencia Episcopal por las misas campales que realizará en Guayaquil este fin de semana.
El Jefe de Estado se refirió a algunos sacerdotes como “patéticos espectros”, durante su visita a Nanegal, donde participó en la presentación del sistema hidroeléctrico Guayllabamba.
Según el portal de CRE, Correa dijo que los sacerdotes organizadores de estas misas son “simples fantasmas que visten de negro”.
En otro tema, sobre el proyecto Guayllabamba indicó que éste consiste en la construcción de 11 centrales hidroeléctricas que generarán 1 670 megavatios, lo que constituirá el 80% de la energía que se genera actualmente en el país.
El primer mandatario aprovechó el evento para continuar con su acostumbrada campaña electoral, a la que esta vez se sumó el Prefecto de Pichincha, Gustavo Baroja, agregó además CRE.
Clero alista golpe de efecto en campaña de referéndum
Los obispos de Ecuador sienten que el espíritu cristiano fue herido, que la libertad religiosa está en riesgo y alistan una respuesta inusual en estos tiempos, tres misas campales en un bastión opositor, contra un infiel también poco común: un proyecto de Constitución.
Antonio Arregui, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, encabezará el domingo en la ciudad de Guayaquil (suroeste) la primera misa de una concentración que espera sea la más grande que se ha realizado en una nación de mayoría católica donde rige el Estado laico.
"La calle es tan nuestra como para cualquiera, y nosotros podemos revivir eso que fue muy característico de la primera cristiandad y que ya nadie sabe. Cuando el cristianismo entraba en las ciudades se desarrollaba, los domingos, una misa presidida por el obispo, y venían todos los sacerdotes y todos los fieles de esa ciudad”, afirmó el prelado en una entrevista con la AFP .
El clero saldrá de los templos los siguientes tres domingos para oficiar ceremonias al aire libre en las que alzará su voz contra la propuesta constitucional que será sometida a referendo el 28 de septiembre.
Aun cuando el texto no menciona explícitamente al aborto o al matrimonio entre homosexuales, los obispos consideran que las reformas dejan abiertas las puertas a esas prácticas, así como a la concentración de poder y a la intervención estatal en la educación religiosa.
Las misas campales “son una reacción que ciertamente proviene de gente que se siente maltratada en sus creencias por el texto de Constitución, y por la actitud que ha adoptado el gobierno en una belicosidad contra la institución", sostuvo Arregui.
Mientras un obispo comparó la iniciativa con “ una hermosa torta a la que le han puesto gotas de cianuro”, el presidente Rafael Correa -quien como católico de izquierda se jactaba de su buena relación con el clero- cree que las críticas se deben a que los obispos comulgan con la derecha.
Incluso Correa confesó sentirse traicionado por los obispos porque, según él, habló con ellos e incorporó el 80% de sus propuestas en el proyecto de Carta Política.
Para Arregui, lo ocurrido después se resume en una continua hostilidad en la que la libertad religiosa está comprometida, así como su seguridad dada las amenazas que ha recibido.
"Es la primera vez en los últimos tiempos que ha habido profanación a los templos. No voy a echar la culpa de esto al gobierno, no me consta nada. También sucede que hay unas acusaciones de que estoy vinculado a los ex banqueros”, dijo.
“Y por si no bastara -añadió- hay una señora descalificada que ya lleva unas cuantas denuncias en mi contra (por meterme en política), y me sienta en el banquillo de los acusados ” .
Arregui, siempre sereno y pausado, sólo encuentra una explicación. “Entiendo que es una deliberada búsqueda de hostigamiento y desprestigio de mi palabra, y de mi figura ante la Iglesia y la sociedad”, y evoca la petición que hizo el Vaticano al gobierno de Correa.
“Lo único que la Iglesia necesitaba en Ecuador es libertad para ejercitar su misión, y se trata de silenciarla”, indicó, justificando la respuesta al aire libre que preparan los obispos este domingo en Guayaquil, bastión de la derecha opositora donde podría ser rechazado el proyecto constitucional, según encuestas.
“Se ha herido el espíritu no de la Iglesia, sino de la nación, de la nación que es cristiana”, lamentó el jerarca, y sin exaltarse admitió que el clero está en movimiento como pocas veces en los últimos 50 años.
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