La idea era romántica: dos niños totalmente enamorados se fugaron en año nuevo con la intención de pasar su luna de miel bajo el sol: en África.
Durante el 31, el pequeño Mika, de 6 años, cuenta sus últimas vacaciones en Italia a los dos hijas de la nueva pareja de su padre divorciado, Anna-Lena y Anna-Bell.
"A partir de ahí, los niños han construido proyectos de futuro", indicó Holger Jureczko, portavoz de la policía federal.
Criados en familias monoparentales, Mika y Anna-Lena, de 7 años, "se quieren mucho y deciden casarse en África, donde hace calor, y tomar por testigo a la hermana pequeñas de Anna-Lena, Anna-Bell, de 5 años", según el portavoz.
En la mañana del 1 de enero, los tres hicieron sus maletas, en las que meten "gafas de sol, accesorios para la playa, ropa ligera y algo de comida" para su aventura.
Con todo el equipaje listo, los tres abandonan la casa de Langenhagen, en las afueras de Hanover (norte) mientras que sus padres respectivos todavía dormían. Entonces los pequeños llamaron a la puerta de una amiga que no contestó nunca.
Sin complicarse, decidieron avanzar y caminaron un kilómetro, atravesando la ciudad. Cuando llegaron a una parada, cogieron el tranvía durante tres kilómetros hasta la estación central de Hanovre, donde se disponían a tomar una lanzadera hacia el aeropuerto, explica Jurecsko.
Todo iba bien hasta que...
La presencia de los tres niños solos en el andén de la estación llamó la atención del personal de la estación que avisó a la Policía.
Dos agentes convencieron rápidamente a los niños que sin dinero ni billete de avión no llegarían a África.
Para reconfortarlos, les hicieron una visita guiada de la comisaría de la estación.
A los niños les impresionó especialmente las salas de interrogación y los padres los recuperaron rápidamente, según el portavoz. "Siempre podrán realizar su proyecto más adelante".
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