En el Instituto Izquieta Pérez de Quito se realizan entre 30 y 40 pruebas toxicológicas cada mes. De estas, el 30% tiene un resultado positivo por escopolamina.
Es poco lo que Gloria C. recuerda al despertar en una camilla de la sala de emergencias del Hospital Eugenio Espejo, en Quito.
Ella era una de las dos víctimas que se recuperaban de una intoxicación por escopolamina, el pasado viernes 3 de octubre.
Mientras se recuperaba de los efectos de la droga, la mujer de 24 años relató que al mediodía del lunes 29 de septiembre esperaba el bus de la línea ocho sobre una vereda del centro de Guayaquil, cuando un sujeto rubio se bajó de un ‘jeep’ negro y se acercó para preguntarle por una dirección. El sujeto le indicó un papel con la dirección anotada y, a los pocos minutos, Gloria sintió un profundo mareo y perdió el conocimiento.
El jefe de la PJ de Quito, Jorge Jiménez, explica que los delincuentes regularmente usan esta droga para adormecer a sus víctimas y robarles sus pertenencias, mientras viajan en los buses o en sus propios domicilios. Muchas personas también son obligadas a sacar el dinero de sus cuentas y cajeros automáticos.
Aunque es una posibilidad, el abuso sexual asociado al uso de escopolamina es poco frecuente. Ese no fue el caso de Gloria, aunque se presume que sus captores planeaban llevarla a Colombia.
Con esfuerzo, ella recuerda a tres hombres que la encerraron en un cuarto y la golpearon.
Tras una noche de angustia - cuenta su madre- el martes 30 decidieron denunciar lo ocurrido a la PJ del Guayas, pero los gendarmes le restaron importancia al asunto. “Me dijeron que esperara 24 horas que ya aparecerá”. Pero su esposo, amigos y familiares no dejaron de buscarla en hospitales, clínicas y hasta en la morgue.
La Policía Judicial de Quito registró 52 delitos asociados al uso de escopolamina en el 2007. Entre agosto y septiembre de este año, se han registrado 24 casos.
No obstante, el jefe de la Policía Judicial, Jorge Jiménez, asegura que el número de denuncias no refleja el problema real porque la mayoría de afectados no denuncia estos delitos.
El Policía explica que no existe una apreciación real del problema y la tergiversación en las denuncias desorienta las investigaciones y los intentos por frenar este tipo de delitos.
La angustia de su familia terminó el jueves cuando recibieron la noticia de que Gloria estaba internada en el Hospital Eugenio Espejo, en Quito. Aparentemente, los delincuentes desistieron de sus intenciones y la abandonaron en una carretera cercana a Quito, donde una mujer la recogió y la dejó en las afueras del Eugenio Espejo, donde se recupera con la atención de los médicos.
Algunos consejos
En los cajeros automáticos, permanezca alerta ante la presencia de personas sospechosas y notifíquelo a la Policía.
Salga a divertirse pero siempre procure hacerlo en grupo y con personas conocidas. No acepte bebidas ni alimentos de personas extrañas.
En los buses y en la calle, evite acercarse demasiado a hojas de papel y objetos que le acerque alguien desconocido.
Los efectos pueden ser letales
La escopolamina es un alcaloide que actúa a nivel del sistema nervioso central provocando pérdida de la voluntad y desorientación en tiempo, espacio y persona. Esto hace que la víctima pierda su capacidad de decisión y actúe inducida por el delincuente.
Sus efectos varían dependiendo de la dosis y puede ser mortal si sobrepasa los 100 mg.
La droga puede ser administrada por ingestión con alimentos y bebidas, por inhalación y por contacto con la piel. El tiempo que tarda en hacer efecto depende del modo de administración, pero se estima que está entre los 5 y 10 minutos y sus efectos pueden durar entre 24 y 48 horas. La combinación y la ingesta de alcohol puede potenciar sus efectos.
En el Instituto Izquieta Pérez se realizan entre 30 y 40 pruebas toxicológicas mensuales, solicitadas por el Departamento Médico Legal, el Ministerio Público y hospitales públicos y privados. De estos, el 30% tiene un resultado positivo. Es decir, que hay cerca de diez casos de ataques con escopolamina confirmados al mes.
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