martes, 18 de marzo de 2008

La depresión y el abandono rodearon la muerte accidental del batería de ABBA

Ola Brunkert vivió los años de mayor gloria y éxitos de un cuarteto mítico, ABBA, pero su vida tuvo el pasado domingo, en Mallorca, un final trágico, más propio de las estrellas de rock marcadas por un halo de fatalidad, que no de un reconocido artista que, todavía, hasta hace unos pocos meses, siguió tocando con los mejores músicos de Mallorca y llevando a cabo actuaciones con su trío de jazz en diversos puntos de la isla.
Brunkert murió solo, alcoholizado y en un estado de completo abandono. Las investigaciones policiales iniciadas el mismo domingo han llegado a su final, con la conclusión de que su muerte fue por completo accidental, cuando chocó con una de las vidrieras de su casa y uno de los cristales rotos le causó una profunda herida en el cuello. La habitación en donde él se encontraba empezó a llenarse de sangre y, a pesar de que intentó cortar la hemorragia tapándose el cuello con un trapo, la herida era demasiado importante, por lo que tras conseguir llegar hasta el jardín, cayó al suelo, muriendo desangrado.
Ola llevaba viviendo en la isla desde hacía una década, junto con su mujer, Inger, y fue precisamente la muerte de ella por enfermedad, hace unos pocos meses, la que provocó que el músico entrase en una profunda depresión, que hace dos días tuvo un, en cierto modo, inesperado final, y sólo en cierto modo porque la vida de este gran artista parecía ir a la deriva sin que ninguno de sus amigos y conocidos pudieran ayudarle.
El batería vivía en la calle Garballo de la urbanización de Betlem, en la Colonia de Sant Pere, en el municipio de Artà. Betlem es un pueblecito pequeño, de unas pocas casas, como de cuento, por lo que todos los vecinos se conocen. Todos ellos coincidieron ayer, ante los medios de comunicación desplazados hasta la zona, en destacar el carácter afable de Ola, si bien también coincidieron en el hecho de que desde la muerte de su esposa había entrado en una espiral de completo abandono, como si ya no le importase nada vivir.
En su casa, que había puesto en venta, sólo había desde hacía tiempo bebidas alcohólicas y casi nunca nada de comida. La mayor parte de la finca se encontraba igualmente en un estado de gran abandono, excepto el espacio en donde guardaba sus discos de vinilo, un espacio aislado que era como un recuerdo feliz, acaso el único recuerdo feliz de una vida que ya se había roto hacía tiempo.
Su hijo avisó desde Suecia
Viudo con dos hijos, fue uno de ellos, Daniel (35) quien dio la voz de alarma desde Suecia cuando su padre no contestaba al teléfono. A última hora del domingo llegaría la noticia de que se habia encontrado muerto en el jardín de su domicilio de Mallorca a «un famoso músico sueco». Horas más tarde, se conoció la identidad del fallecido, una vez que el cónsul de Suecia en la isla balear informó a los dos hijos del difunto y al resto de su familia.
La noticia cayó como una bomba. Los componentes del cuarteto expresaron su dolor por el trágico suceso y con palabras sentidas alabaron el carácter y cualidades musicales del batería, reconociendo que sus triunfos se debían en gran parte a él. «Es una tragedia», y «era uno de los mejores» fueron los primeros testimonios de Benny Andersson y Björn Ulvaeus (las dos «bes» de ABBA) al conocer lo ocurrido. «La última vez que estuvimos juntos fue en Madrid durante el estreno de «Mamma Mía!»», comentó Benny Andersson.
Brunkert se había pasado del jazz al pop, lo que explica su ritmo y facilidad de improvisación. Gracias a su forma de manejar sus metales e inspirado en el arquitecto musical Phil Spector, Brunkert dio a ABBA ese «sonido» tan copiado por muchos que dominó la década de los 70. Desde entonces, se ofrecen sumas astronómicas por reunirlos en un sólo concierto. En el año 2000 dijeron «no, gracias» a un millón de dólares por una actuación, pero ni Agneta Fältskog ni Frida Lyngstad, hoy viuda del príncipe italiano Ruzzo Reus von Plauen, aceptaron la oferta. Ahora se espera que participen en un concierto homenaje en su memoria, en Suecia.

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