lunes, 14 de enero de 2008

Un corazón artificial creado en el laboratorio

Científicos de Minnesota han logrado crearlo a partir de la estructura de corazones de animales muertos que se han rellenado con células madre

Científicos de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) anuncian en la edición electrónica de "Nature Medicine" que han creado un corazón en el laboratorio que es capaz de latir, gracias a un proceso bautizado como descelularización de órgano completo.

Los investigadores consiguieron crear tejido cardíaco funcional a partir de corazones de ratas y cerdos muertos, tejidos que se "sembraron" con de células vivas. Para la Dra. Doris Taylor, directora del Centro de Reparación Cardiovascular de la citada universidad y principal responsable de este avance, "la idea es desarrollar vasos sanguíneos u órganos enteros trasplantables, creados a partir de nuestras propias células".

Esta investigadora comenta que se habían producido avances en el campo de la generación de tejido cardíaco en el laboratorio, pero que crear un corazón entero en tres dimensiones que imita la compleja arquitectura cardíaca, había sido siempre un misterio. No obstante, añade que la descelularización –consistente en emplear una plataforma natural para crear un corazón bioartificial- parece ser la solución.

El procedimiento consiste en eliminar todas las células de un órgano –en este caso era un corazón de un animal muerto-, para dejar únicamente intacta la matriz extracelular. Tras eliminar todas las células tanto de corazones de ratas como de cerdos, los investigadores inyectaron en ellos una mezcla de células madre procedente de corazones de ratas recién nacidas y colocaron la estructura en un lugar estéril en el laboratorio para que creciera.

Los resultados fueron prometedores, pues al cabo de cuatro días en los moldes de los corazones descelularizados se observaron contracciones. A los ocho días, ya bombeaban. Analizando los corazones se comprobó que había células, que contenían muchos marcadores asociados a la función cardíaca y que parecían saber cómo comportarse.

"Simplemente tomamos la estructura natural para construir un nuevo órgano", señalan los autores, reconociendo que cuando vieron los corazones contraerse se quedaron sin habla.

Confían que el descubrimiento ayude a aumentar la disponibilidad de órganos para trasplante. Explican que el procedimiento puede utilizar corazones que se rellenarían con células del futuro receptor, lo cual comportaría un menor riesgo de rechazo.

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