jueves, 1 de noviembre de 2007

Almorzar siempre en los ‘malls’ no es la receta más saludable(fuente el comercio.com/sociedad)

En centros comerciales como El Recreo y El Jardín comen de 85 000 a 1 00 000 personas al mes. Se consume pollo apanado, papas, colas...

Los primeros días después de cobrar su sueldo, Gabriela Vinocunga no lo piensa mucho. Va directo a Las Palmeras (mariscos), en el patio de comidas de El Recreo.

Allí almuerza tres veces por semana y gasta USD 6 diarios. Luego se modera y llega hasta USD 2.

La cajera del Banco Solidario, de 24 años, debe comer en el centro comercial, donde trabaja. “Tengo una hora, alrededor no hay otras ofertas y aquí es más limpio”.

Además disfruta de la variedad: el lunes comió chaufarín y quizá hoy, combo de alitas de Mayflower por USD 1,60 o Tropi Burger por USD 1,75, sus favoritos.

“No me aburro, todo es rico y no tengo colesterol alto”, indica y sube con su bandeja a la segunda planta con una amiga, que lleva una vianda con manjares caseros.

Es una de las 85 000 personas que se alimentan en El Recreo, en un mes normal. En temporadas especiales llegan a 100 000.
Al patio de El Jardín acuden

4 000 clientes diarios, de lunes a viernes y 5 000 los fines de semana. Disponen de 18 locales de comida rápida, cuatro restaurantes y cinco islas. Para Soledad Garcés, de Marketing, los más demandados son KFC, Menestras del Negro, American Deli y McDonald ’s.

Ángel Tayo, administrador de El Recreo, anota que los lunes van muchos oficinistas. “Quizá no alcanzan a prepararse el ‘lunch’; los martes la gente descansa de los patios y desde el jueves vuelve”.

Adriana García, de 36 años, trabaja en MM Jaramillo Arteaga, de este centro. Come sola y rápido. Aunque no le gusta, su almuerzo es repetitivo: menestra, pollo, carne, huevo, arroz y papas y cola, de American Deli. “Solo puedo gastar USD 2 y el resto es chatarra”.

Geysa Leite Barreiros, nutricionista, afirma que almorzar en los patios tiene una ventaja: la variedad. “Se puede escoger según el gusto, pero hay que saber qué probar. Hay alimentos dañinos, con alta cantidad de grasas, pero también ensaladas”.

En El Recreo hay 15 locales de comida. Pero como confirma Tayo, los clientes tienen sus preferidos: KFC, Mayflower, Cebiches de La Rumiñahui, Las Palmeras...

“Pollo brosterizado, arroz y menestra más cola por USD 0,99 es conveniente”. Lo afirma Kléber Toapanta, de 31 años. Instala alarmas y siempre come fuera.

Carlos Rodríguez hace fila en Hornados Doña Fabi. “Es una golosina”, confiesa el chofer de la Cooperativa Loja, de 52 años.

“Pocos cocinan en casa y consumen la comida rápida, más económica y de buen sabor”, admite Rodrigo Yépez. Pero el presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Ciencias de la Alimentación advierte:

“Se llenan el estómago con grasa. Por ello hay una tendencia ascendente de obesidad en el país, entre niños y adolescentes”.

La alergóloga Verónica Guerra dice que no ha atendido pacientes intoxicados en estos patios. “Si sufren alergia a un alimento, los adultos lo evitan. Hay que valorar si el mismo producto causa efectos repetidas veces y chequearse”.

Tayo dice que en cinco años ha recibido 10 reclamos. No por mala calidad de los productos, sino porque faltó un ingrediente en el plato.

“A diario reviso que los productos sean frescos. Las cadenas poseen cuartos fríos, incluso bodegas extras. Se abastecen tres veces a la semana, sin tomar en cuenta el viernes”

Punto de vista

Fernando Chávez. Endocrinólogo

Son comidas con alto contenido de grasa y aliños. Además, muchos ecuatorianos padecen intolerancia a la lactosa y no saben que no solo se encuentra en los lácteos. También está en alimentos artificiales como los enlatados, embutidos, café instantáneo, sopas de sobre, condimentos...

La gente debe saber que lo grasoso es de difícil digestión. Mis pacientes se quejan de llenura, distensión abdominal, excesiva flatulencia, entre otras cosas.

En Quito, por ser una ciudad alta, hay menos oxígeno y las funciones del organismo son más lentas no solo en lo cardiovascular.

No es malo picar estos platos de vez en cuando. Pero mantener la costumbre de comer pizza, hamburguesa o pollo frito sí se puede convertir en algo riesgoso. Esas elecciones son ricas en calorías.

En los patios de comida a los clientes les agrandan la cola o las papas fritas por USD 0, 50. Pocos se ponen a pensar que también aumentarán su peso y las posibilidades de sufrir males cardiacos.

Aunque, no todo es negativo: comer en puestos de la calle es más peligroso. Entonces las personas se exponen a contraer hepatitis A, tifoidea, parasitosis y helicobacter pylori. Los patios de los malls ofrecen cierta garantía de higiene.

30 minutos de goce y sin estrés

En promedio, una persona requiere 2 300 calorías diarias. Una pechuga de pollo con piel sofrita suma al menos 220 y sin piel, asada, 140. Una salchicha de cerdo asada: 240 y filete asado con la grasa: 335. Una funda de papas fritas medianas: 160, una rebanada de pan: 70.

Lo saludable es preferir lo asado, al grill, evitar frituras y apanaduras. Una vez por semana puede comer una hamburguesa, una pizza en el almuerzo, siempre que la cena sea más ligera o que el resto de días coma alimentos más sanos.

Cada bocado debe masticarse unas 10 ó 15 veces. Si no cuenta con suficiente tiempo para almorzar no elija carne roja, que requiere más procesamiento. Coma pescado o una ensalada liviana, tampoco granos.

Si no está casa, no requiere comer una entrada, la sopa o el plato fuerte. Pero si desea puede disfrutar de un caldo de verduras o un consomé, que le ayuda en la digestión. También sacia el apetito. Recuerde que el locro o caldo de patas son platos fuertes.

No tenga el estómago vacío durante demasiado tiempo. Eso causa gastritis, también el estrés la incrementa. Trate de disfrutar del almuerzo con amigos, converse, mastique y olvídese de los problemas. Son 20 minutos sagrados.

No seleccione platos repetitivos. Varíe, sírvase ensaladas de hortalizas de diferentes colores y por tanto vitaminas y minerales. Y un pedazo de carne de res, no más de tres veces por semana; adquiera la costumbre de hacer por lo menos unos 30 minutos de ejercicio diario.


Un alto al trabajo. Al patio de comidas de El Recreo, acuden oficinistas y empleados bancarios, también vendedores.

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