lunes, 13 de agosto de 2007

Los ecuatorianos, los inmigrantes con mejor salud en España

Los ciudadanos ecuatorianos son los mas saludables de los inmigrantes no comunitarios residentes en España, ya que el pasado año hubo 258 defunciones entre los 421.384 empadronados, lo que supone una tasa de un 0,61 por mil, seguidos muy de cerca por los rumanos, incluidos desde enero en la UE.

La tasa bruta de mortalidad en España fue casi 14 veces mayor que la de estos inmigrantes, un 8,4 por mil, según datos de 2006 avanzados por el INE, cifra parecida a la que alcanzan en esta estadística los fallecimientos de alemanes y británicos, muchos de los cuales son residentes jubilados.

Las razones de estas diferencias entre los extranjeros, que ya suponen un 9,9% de la población, son la edad -más de la mitad de los alemanes y británicos superan los 50 años, mientras entre los no comunitarios son mayoría el grupo de 20 a 39 años- y las patologías de países desarrollados.

Expertos consultados por EFE señalan que los inmigrantes latinoamericanos, africanos, asiáticos o de países del Este son una población 'joven y sana', aunque la percepción es que frecuentan mucho las consultas -en algunas zonas representan el 60% de los pacientes- y las urgencias hospitalarias, y que los profesionales deben afrontar las peculiaridades de otras culturas con un mayor conocimiento antropológico y social.

Los extranjeros fallecidos en 2006, según el INE, fueron 9.691 (el 2,61% del total: 371.267), y casi tres de cada cuatro había nacido en la UE.

Los de Alemania -con 1.288 decesos de una colonia de 163.887 personas, lo que representa un 7,85 por mil- y Reino Unido -con 2.288 muertes de 314.098 empadronados, un 7,28 por mil- son mayoría en esta estadística.

En el lado opuesto, los más saludables, después de los ecuatorianos, son los rumanos -con 354 muertes, un 0,67 por mil de los 524.995 censados- y los colombianos, con una tasa de un 0,71 por mil (168 defunciones entre 258.726 personas).

La comunidad extranjera más amplia sigue siendo la marroquí, con 576.344 personas, de las que fallecieron 617, un 1,07 por mil.

Los extranjeros que viven en España son ya 4,48 millones. De ellos, 1,7 millones proceden de la UE-27, casi 1,4 millones de América del Sur, cerca de 800.000 del continente africano, más de 216.000 son asiáticos y 138.735 de América Central y Caribe, según el censo de 2007.

Por continentes, los africanos registraron una tasa de mortalidad del 1,20 por mil, los de países de toda América un 0,97 por mil y los asiáticos un 0,96 por mil.

UNA VIDA O EL FINAL

En general, los latinoamericanos, africanos, asiáticos y de Europa del Este 'son jóvenes y vienen a desarrollar una vida laboral, mientras que alemanes, británicos o franceses, vienen a pasar sus últimos años, atraídos por el clima y una sanidad gratuita', dijo a EFE Diego Vargas, miembro del grupo de inmigración de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG).

Estos presentan patologías occidentales -cardiovasculares, respiratorias, enfermedades crónicas- y la mortalidad es muy superior y propia de zonas industrializadas, 'aunque la tasa tenderá a nivelarse, porque la población inmigrante ira cogiendo edad y adquiriendo factores de riesgo y enfermedades crónicas', añadió.

Aunque no hay estudios objetivos, los médicos perciben que los extranjeros frecuentan mucho las consultas, hay que dedicarles más tiempo, y deben afrontar peculiaridades y modos de vida distintos como los de africanos u orientales, según Julio Zarco, presidente de la Sociedad Española de Atención Primaria (SEMERGEN).

En Madrid, en el corredor del Henares, 'vemos consultas con un 60 por ciento de inmigrantes y muchos con diferencias antropológicas, culturales y lingüísticas. Una mejor formación de los profesionales en antropología y estilos de vida harán mas fluida y mejor esa atención', dijo a EFE Zarco.

El primer punto de entrada de esta población en los servicios sanitarios son los hospitales: 'cerca del 20 ó 30 por ciento de las urgencias son pacientes inmigrantes y el 80 por ciento por banalidades que se resolverían en atención primaria', asegura Diego Vargas, que desarrolla su trabajo en Almería.

Y no es por desconocimiento del sistema -afirma- sino por accesibilidad: en un centro de salud deben tener regularizada la situación, un médico asignado y un horario compatible con el del trabajo que desempeñen.

ENFERMEDADES IMPORTADAS

Ambos coinciden en que hay que desechar un mito, el de las enfermedades tropicales, infecciosas y parasitarias, importadas a los países europeos, y que causan alarma social: 'vienen a ser menos de un 5 por ciento, el resto son patologías igual a los autóctonos, dolores musculares, catarros y cosas banales', señala Zarco.

Las atenciones más frecuentes están relacionadas con depresiones, ansiedad, inadaptación tras haber abandonado su país y su familia con unas expectativas que no ven cumplirse.

Es también llamativa la demanda en Ginecología por las mujeres latinoamericanas, que solicitan revisiones rutinarias más de una vez al año, según Julio Zarco.

El punto más deficiente es el calendario vacunal, que no cumplimentan, lo que ha dado a un repunte de enfermedades infecciosas prácticamente erradicadas, como sarampión o tos ferina, y otras como la tuberculosis.

'Suele relacionarse con la inmigración, pero el gran pico de tuberculosis está asociado a la inmunodeficiencia, al VIH', opina Diego Vargas. Por otro lado, 'las condiciones de hacinamiento, bajo nivel social, viviendas no adaptadas... favorecen la extensión de las enfermedades entre ellos'.

Por contra, tras una estancia prolongada en otros países, a veces regresan al suyo con enfermedades importantes como la obesidad, síndrome metabólico, hipertensión y diabetes, inexistentes en sus lugares de origen por estar relacionadas con modos de vida de países desarrollados, según Zarco.

El concepto de salud y enfermedad no es el mismo en una sociedad industrializada que en una sociedad primitiva, insiste el presidente de SEMERGEN.

'Más importante que la barrera lingüística, que puede resolverse, es la barrera antropológica. Los condicionantes culturales y sociales del individuo modifican las enfermedades, hacen que se manifiesten de distinta manera, y es necesaria una formación específica en los profesionales'.

'Un paciente árabe diabético puede entrar en coma al hacer el ramadán. Hay africanos que no entienden que haya que tomar un paracetamol cada ocho horas, porque en el proceso de enfermar y sanar es más importante el procedimiento que rodea al contacto del médico con el paciente. Y hay orientales que llegan a consulta tras aplicarse remedios propios de su cultura', pone como ejemplo, y de ahí la importancia de ampliar el conocimiento para mejorar la atención médica.

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